Miguel Ruiz
Se han cumplido 99 años del nacimiento de Salvador Allende. Su figura de político revolucionario y demócrata consecuente surge de nuevo desde el lugar de oprobio al que la calumnia, "la felonía y la traición" del fascismo y la "clase política " neoliberal le habían destinado. Olvidaron una vez más que los seres excepcionales mueren para seguir viviendo.
El pensamiento y la acción política de Salvador Allende comienza, con fuerza, a ser reivindicada no sólo en Chile sino que también lo es en otras partes de América Latina.
Nada de lo que ha sucedido con Salvador Allende después de su muerte ha sido producto de la casualidad. La siniestra arremetida de los usurpadores del gobierno constitucional en 1973 en contra de su legado de luchador social incansable, de hombre público incorruptible y de su intachable conducta de dirigente revolucionario tendría que ser destruido para quitarle el símbolo, la bandera de lucha a las futuras generaciones. Pero, eso no era todo. Se trataba no sólo de matar el símbolo. Se pretendió acabar fisicamente con los que pensaban como él, cortar de raíz toda su herencia. Que la palabra Democracia de verdad y la palabra Revolución desaparecieran del vocabulario político chileno. El mundo quedó sorprendido de tanta crueldad, a pesar que esto sucedía en un continente con una historia llena de terror y muerte, especialmente en una América Latina acostumbrada a ver a sus militares borrachos de soberbia y poder cuando se hacían del control de nuestros países por orden de las oligarquias criollas y sus patrones imperialistas.
En Chile, después del golpe de estado pasó de todo, en demasía: asesinatos, desapariciones de personas, torturas inimaginables por su crueldad, violaciones, robos, sistematización de la mentira. Para encubrir lo que hacían contaban con los medios de comunicación que los grandes empresarios siempre tuvieron. Lo que los militares y sus aliados realizaron fue conscientemente programado, nada fue dejado al azar. Por eso, cualquiera que analice objetivamente lo sucedido en ese tiempo terrible, debiera concluir que individuos de esa índole serán una mancha, por muchos años, en un país que se preciaba de civilizado. Ninguno de ellos, ha mostrado hasta ahora, el más mínimo arrepentimiento.
Si el contexto general fue de esa magnitud, se percibe con claridad la desenfrenada persecución a todo lo que Salvador Allende, en particular, significaba en lo político, ético y moral.
¿Qué pasó con la llegada de los gobiernos civiles?
¿Se reivindicó el legado político de Salvador Allende?
Digamos una vez más, y cuantas veces sean necesarias, que el acceso al gobierno por parte de
Septiembre del 2003 es la época en que Chile comienza a reencontrarse con Salvador Allende y los jóvenes a conocerlo. Son los jóvenes los que dicen en la calle -por esos dias- incluso en los medios de comunicación: "nos han mentido por 30 años, pero la verdad se está imponiendo". Habían bastado unos pocos documentales o entrevistas donde aparecía el auténtico Salvador Allende, para que se hicieran las inevitables comparaciones.
Y si de comparaciones se trata, aunque no sean exactamente las mismas del 2003 ¿Qué hizo el socialista Salvador Allende durante su vida y que han hecho y hacen los que se llaman "socialistas" en este tiempo? Por muchos años Salvador Allende fue un serio y fecundo parlamentario de la izquierda chilena, de su trabajo vieron la luz importantes leyes, especialmente aquellas que en particular favorecieron a las mujeres y los niños y en general a las familias de los trabajadores, por los que siempre luchó. Por eso una de sus primeras medidas, ya como presidente, fue establecer la entrega de medio litro de leche diario para todos los niños del país. Para él era la culminación de una constante preocupación por los niños que, según él manifestaba, serían los "únicos privilegiados" de su gobierno. En el corto periodo a cargo del poder ejecutivo desarrolló una intensa y extraordinaria actividad, imposible de expresar en unas pocas líneas. Sólo habría que destacar la nacionalización de las riquezas básicas del país, en especial la impecable nacionalización de la gran minería del cobre, aprobada por unanimidad en el parlamento. Hecho por el que Chile sigue recibiendo grandes cantidades de divisas. Se profundizó
En el gobierno popular se abrieron todas las puertas y se incentivó la participación democrática. La capacidad e inventiva demostrada por el pueblo en sus lugares de trabajo, en las escuelas y universidades, en las poblaciones, no pueden atribuirse sólo a la ebullición que surgía del proceso revolucionario que se vivía en ese momento. La autenticidad del sentimiento y las actividades que se realizaban muestran que existía un germen de democracia participativa. Estaba claro que en el ámbito social se avanzaba rápido hacia un nuevo tipo de convivencia.
En cuanto a lo central del pensamiento político de Salvador Allende como un hombre de izquierda, como un ser genuinamente revolucionario, es necesario poner el énfasis en que su objetivo era el cambio del sistema capitalista. No porque a él se le ocurriera. Como hombre sensible la cruel realidad se lo enseñaba todos los días, a cada hora, a cada instante. "No ha habido ningún gobierno en este Continente que haya sido capaz de superar los grandes deficits de la vivienda, de la salud, de la alimentación, del trabajo y la cultura, cualesquiera que hayan sido los regímenes que hayan tenido, gobiernos democráticos los menos, seudo democráticos algunos, más represivos y dictatoriales los otros". Agregaba: "Ningún gobierno ha sido capaz de romper, sobre la base del viejo camino del capitalismo, los deficits que caracterizan y marcan esta realidad socio-económica de nuestros países."
Su opción era el socialismo. En la lucha por construirlo no se aferró a ningún modelo, rígido o único. Era un predicador reiterativo en el sentido de que había que aprender de todos los procesos revolucionarios. Seguía de cerca la evolución de los países del "campo socialista." Tenía profunda admiración por la lucha y los líderes de Cuba y Vietnam. Sin embargo sostenía que el proceso revolucionario chileno "se hace dentro de nuestra realidad, nuestras características, nuestra historia y nuestras tradiciones. Porque no hay recetas internacionales que puedan aplicarse, literalmente en cada pueblo, en cada país o en cada nación, ya que cada uno tiene sus peculiares características. Es la obligación de los dirigentes políticos, discernir lo que enseña la teoría, porque no hay acción revolucionaria sin teoría revolucionaria." Especial admiración tenía por
Por su parte ¿Qué han hecho, que hacen o que han dejado de hacer los socialistas de la hora presente? Ya lo señalé: son miembros de
Chile nacionalizó
En un caso extraordinario que atañe directamente a un personaje socialista, se le atribuye haber hecho el mejor gobierno de derecha de la historia de Chile. Terminó su gobierno "amado" y aclamado por los empresarios. Dime quien te ama y te dire quien eres. Este mismo personaje fue el que siendo Presidente apoyó el corto golpe de estado en Venezuela, el único de su investidura. Por muchas excusas que dio para todos quedó claro lo que él realmente pensaba. Apoyó el golpe de estado en Haiti y no apoyó la guerra contra Irak sólo por la presión enorme de la sociedad chilena, sin embargo para decirles a los "amigos del gran país del norte" disculpen la molestia, mandaron tropas y un administrador a Haiti, donde los norteamericanos tuvieron un gran fiasco en las elecciones. No lograron restablecer el control total del país a su favor. Pero no deben preocuparse: a otros gobernantes les pasó lo mismo, no apoyaron la invasión a Irak pero en retribución mandaron tropas a Haiti y Afganistán. Así se arreglan las cosas entre amigos en este mundo globalizado. El socialista a que me refería siempre ordenó votar contra Cuba en las Naciones Unidas aún sabiendo que se trataba claramente de una maniobra política por parte de los Estados Unidos. Habría que creer que este señor socialista olvidó, porque no es posible imaginarse que no haya sabido que sus "compañeros" de partido fueron recibidos con cariño y una solidaridad difícil de encontrar por su enorme generosidad, cuando estuvieron exiliados en Cuba. Por ahora, por encargo o decisión personal, se ha convertido en un vocero internacional contra Hugo Chávez, el Presidente de Venezuela, a quien el propio jefe del partido socialista comparó nada menos que con Pinochet. Parece que también olvidó que Chávez ha ganado todas las elecciones, y son varias, limpiamente y sin sistema binominal, porque eso hace una "pequena" diferencia. Volviendo al señor socialista "amado" por los empresarios, no es posible dejar de mencionar su valiosa ayuda para salvar del castigo por sus crímenes a Pinochet. De tratar de hacer la llamada "Ley de Impunidad" para terminar con los juicios a los militares y que tuvo que retirar del Congreso, por un rechazo generalizados de la sociedad chilena. Y, finalmente, la ley de impunidad, que hizo casi de contrabando a través del Informe Valech, que salva de ser juzgados por la justicia a todos los torturadores. En cuanto a las relaciones internacionales de
Como corolario, hay que agregar que lo que más identifica a
Miguel
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